El empaque que lleva el consumidor no sólo sirve para contener, sino que también sirve para comunicarse con el.
Un empaque debe: proteger el producto, ser adaptable a las velocidades de la
línea de montaje, promover o vender el artículo, aumentar la densidad
del producto, ayudar al consumidor a utilizar el producto, a proporcionar valor
reutilizable al usuario, a satisfacer requisitos legales, y a mantener costos
del empaque acordes.
Para obtener el máximo rendimiento de los productos que se comercializan
a través de los diversos canales de venta, ferozmente competitivos cada
día y mucho más hoy, necesitamos dotar a nuestros productos de
unos envases y de una presentación atractiva, (el famoso entrar por los
ojos).