La impresión offset se realiza mediante chapas (generalmente de aluminio) tratadas y fijadas sobre cilindros, de modo que hay una plancha por cada color que se quiera representar, o en el caso de la fotocromía, por cada uno de los cuatro colores (cian, magenta, amarillo y negro). De este último modo se obtiene papel impreso con imágenes a todo color superponiendo (mediate un tramado de puntos), varias pasadas, las distintas tintas sobre el soporte. La cantidad, y proporciones, de cada una de las tintas básicas que se usan en el proceso de impresión, así como la transparencia parcial de estas y el soporte sobre el que se imprime, dará lugar a una imagen a todo color con un buen degradado de los tonos (dependiendo del proceso hasta un 5% de trama).
Para que la plancha de impresion offset se impregne de tinta, únicamente en aquellas partes con imagen, se somete la plancha a un tratamiento fotoquímico (insolado y revelado), de tal manera que las partes tratadas repelen el agua. Así, la plancha se pasa primero por un mojador, impregnándola de agua y, seguidamente, por un tintero.
Como la tinta es un compuesto graso, es repelida por el agua, y se deposita exclusivamente en las partes tratadas, o sea, con imagen. El agua, a menudo, contiene otras sustancias para mejorar su reactividad (Ph y conductividad) con la chapa y el agua.
Finalmente, las imágenes ya entintadas se transfieren a un caucho que forra otro cilindro, siendo este caucho el que entra en contacto con el papel para imprimirlo, ayudado por un cilindro de contrapresión, o platina.
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